02 julio 2009

Hellè Nice


Nacida en 1900 en una familia humilde (su padre era cartero local en un pequeño pueblo), Mariette Hélène decidió, a los 16 años, lanzarse a la aventura de la vida. Con una pequeña maleta y muchos sueños, se subió a un tren que la llevó al loco París de los años 20. Encontró trabajo en un music-hall y al poco tiempo se convirtió en una bailarina muy famosa. Necesitaba un nuevo nombre artístico, y Hellè Nice fue el elegido.
Pronto comenzó a realizar giras por otras ciudades de Europa, y con sus beneficios pudo comprar una casa, mostrando una independencia económica que pocas mujeres de su época podían permitirse.

París era entonces uno de los centros del mundo del motor. Se organizaban muchas competiciones , y era la clase adinerada la que podía permitirse el lujo de competir en dichas pruebas. Era común ver en las listas de inscritos a personajes famosos del espectáculo, así como a aristócratas y empresarios. Helle sintió pronto la adicción a la velocidad. Se inscribió en el Campeonato de Actores, y con su Bugatti recién adquirido consiguió acabar y ganar todas las carreras del campeonato.

En 1928, practicando el esquí, otro de sus deportes favoritos, sufre un accidente que daña irreversiblemente su rodilla. Eso acaba con su carrera de bailarina. Adquiere un monoplaza Omega y se apunta al Grand Prix Féminin, que se disputa en el circuito de Monthlhery (Paris) en 1929. Es la carrera “para damas” más prestigiosa de Francia. Gana la prueba, y decide dar el paso a piloto profesional. Se acabaron las carreras de aficionados; es hora de apuntarse a las mejores carreras de la época.
Y comienza un duro entrenamiento físico, algo que sorprende al resto de pilotos. Por entonces no era muy común que los pilotos realizasen ejercicio para mejorar su capacidad física.

Empiezan a caer los buenos resultados, y el nombre de Hellè Nice empieza a ser conocido más allá de Europa. William Morris le patrocina en una gira por Estados Unidos. Participa en varias carreras de óvalos con un Ford V8, hasta que un accidente trunca la gira y regresa a Europa para recuperarse.
Durante su recuperación, conoce a un aristócrata, Philippe de Rothschild, también gran amante de las carreras. Con él comparte algo más que la afición a la velocidad ;) , y es él quién le presenta a Ettore Bugatti.



Ettore Bugatti se da cuenta del potencial de Hellè, y le propone ser piloto de la marca. Pone a su disposición un Bugatti T35 con el que participa ese año (1931) en cinco carreras del GP de Francia y en Monza, en el GP de Italia. Durante los siguientes cinco años participa en todas las carreras que puede, tanto en Grandes Premios en circuitos como en eventos por carreteras (como el célebre Rally de Montecarlo) compitiendo de tú a tú con grandes pilotos de la época, como Tazio Nuvolari, Robert Benoist, Louis Chiron, Luigi Fagioli, Rudolf Caraciola, Jean-Pierre Wimille

El 10 se Septiembre de 1933 participa en una de las carreras más trágicas de la historia, el GP de Italia en el Autodromo Nazionale di Monza. Los tres principales impulsores de la prueba, los pilotos Giuseppe Campari, Mario Umberto Borzacchini y Sanilas Czaikowski, sufren accidentes y tristemente fallecen.


Imágenes del GP de Sao Paulo. La flecha señala el monoplaza de Hellè Nice.



En 1936, Helle viaja a Brasil para participar en el GP de Sao Paulo. Tras unas cuantas vueltas, se coloca en segundo lugar; rueda muy rápido detrás del piloto local Manuel de Tefféwhen. Tiene posibilidades de lograr una nueva victoria. Pero, unos espectadores lanzan al trazado una bala de paja (por hacer la gracia, macabra gracia) y Helle tiene un terrible accidente. El Alfa Romeo “Monza” azul que pilota en esta carrera sufre varias vueltas de campana e impacta contra la tribuna, matando a cuatro espectadores e hiriendo a otros treinta.

Hellè sale despedida y aterriza sobre un soldado, que absorbe el impacto de la caída, salvando la vida de la piloto, pero, perdiendo la suya propia. Hellè pasa tres días en coma y dos meses en el hospital. Este accidente le marca para siempre. El trágico recuerdo de lo acontecido le acompañará toda su vida.


En 1937 participa en la mítica prueba Millie Miglia , carrera que recorría más de 600km por las carreteras de Italia durante 16h sin interrupción. Sigue participando en carreras de resistencia y en carreras de rally hasta 1939, cuando todo se detiene por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Durante la guerra, Hellè vive en una casita comprada en Niza.


En 1949 se celebra el primer rally de Monte Carlo tras el periodo bélico, y la piloto viaja a Mónaco con la intención de participar. Pero, Louis Chiron, piloto famoso, parece querer ponerle las cosas muy difíciles. Lanza la noticia de que Hellè Nice ha sido agente de la Gestapo durante la guerra. Este anuncio es el final de su carrera. Pierde sus amistades, su estatus social, su posibilidad de formar parte de cualquier equipo. Todo el mundo le abandona.

Nunca se supo porqué Louis Chiron emitió semejante acusación. Sin embargo, la escritora Miranda Seymour realizó en 2004 una profunda investigación para escribir la biografía de Helle, y no encontró absolutamente nada que lo fundamentase.

Una de las pioneras del siglo XX. Una piloto que participó en más de setenta carreras de alto nivel, pasa del éxito a la bancarrota y al ostracismo. Se arruina y se ve obligada a aceptar la caridad de una organización parisina dispuesta a ayudar a ex-artistas que pasaban por malos momentos tras la guerra.
Murió en 1984 tras haber vivido en un sórdido apartamento en un callejón de Niza, completamente olvidada por la multitud glamorosa de ricos que le alababan después de cada Gran Premio.


Mais nous n'oublierons pas, Hellé.



HELLE NICE. LA REINA DE BUGATTI
Miranda Seymour
Editorial: Circe
ISBN: 84-7765-235-X

Hellé Nice (Hélène Delangle, 1900-1984) era la más profesional y competitiva del reducido grupo femenino presente en los precarios circuitos de la época, donde la muerte solía ser una más de los participantes. Su pasado como bailarina de music hall en París le proporcionó el aplomo de una estrella y un brillo que se adueñaba de las cámaras, pero su aspecto sofisticado encubría una feroz voluntad y un ansia indomable de vencer. Al volante de máquina míticas -Bugatti, Hispano Suiza, Miller, Alfa Romeo-, se enfrentó a los hombres en pruebas a la antigua con pericia, fuerza y buenas dosis de valor. Un desgraciado accidente truncó una carrera que aún prometía más triunfos, pero fueron las duras consecuencias de la ocupación nazi las que acabaron con la resplandeciente estela de la reina Bugatti. En esta biografía Miranda Seymour rescata del olvido la novelesca existencia de una mujer que sorprende al lector por su independencia y modernidad.

2 comentarios:

  1. Buscaré el libro que mencionas, porque su historia me ha parecido fascinante...

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  2. Hola, me he tomado la libertad de incluir tu post en un artículo que he publicado en mi blog, y que he titulado "¡Agárrate que vienen curvas!, te dejo el enlace por si quieres echarle un ojo. Gràcias!

    http://donahaviadeser.blogspot.com.es/2014/02/agarrate-que-vienen-curvas.html

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